martes, 5 de abril de 2016

Cornudos

El rinoceronte le dio una fuerte cornada a la palmera, de la cual, cayeron sendos sacos llenos de dinero. Con ellos, fue a comprarse un cuerno más grande con el cual pudo propinarle un golpe aún más brutal a una palmera de mayor tamaño que la anterior. Repitió la misma operación y, como era un rinoceronte precavido, se entrenó para ponerse muy fuerte y poder soportar enormes cuernos sobre su cabeza. Todo fue bien hasta que un día le sucedió algo que no había podido prever: el descomunal cuerno, ya mucho más grande que el propio rinoceronte, tomó conciencia de sí mismo y se levantó, usando el cuerpo del desconcertado rinoceronte como nuevo cuerno. Miró hacia un lado, miró hacia el otro, y todo le pareció una soberbia estupidez. Fue por ello que se dedicó a formar una cornuda familia y plantar palmeras durante el resto de sus afilados días. 

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