martes, 10 de mayo de 2016

Sobre el paso muerto de los días


-No quiero que llegue mañana, por eso he decidido no dormir esta noche. 

Se vistió y salió a hacer todas esas cosas que durante el día no se atrevía.  Despertó a la chica que tanto le gustaba, se peleó con quien tenía ganas de pelear, hizo los amigos que siempre había deseado tener y se divirtió como hacía casi una vida entera que no se divertía. Al empezar a salir el sol decidió que no podía hacer nada frente a la inexorable llegada del mañana, con lo cual volvió a su casa y se fue a dormir. Unos cinco minutos después despertó con las energías renovadas y con esa punzante melancolía que a veces nos da los buenos días, la melancolía de saber que todo ha sido un sueño. Para paliarla, decidió que ya había hecho tantas cosas que podía dedicarse a dormir el resto del día, sin remordimiento. Y ya que estaba, por qué no, durmió el resto de la semana. Y del mes. Y se convirtió en unas de las personas más exitosas del mundo onírico sin salir de su cama.