martes, 4 de diciembre de 2018

Piloto automático


Tanta ropa en el armario, ¿para qué? Los vaqueros y esta camisa bastarán. Con ello ya estaba listo para disimular otro día más. La calle estaba siempre tan vacía para él... Casi podia ver el fantasma de sus propias huellas. 
“¡Soy tan feliz!”.
El gato no se movia nunca del camino, pero cuando él se acercó decidió de repente ser un producto de su imaginación. ¿Dónde està el mundo? Qué bien, otro día más en el trabajo. “Me gusta mi trabajo. ¿Me gusta mi vida? Supongo que sí “. Las horas pasan como un pestañeo, el tiempo no existe para el que no lo necesita. De repente todo es negro, todo ha desaparecido, el mundo es una burla cruel. Desde la cama el miedo no parece para tanto. Zombis con su rostro le tiran de los pies, tiran hacia abajo, no tiene fuerza suficiente, va a caer... El despertar es aburrido. El mundo sigue mirando como diciendo “¿y ahora qué?”. Puñetazos, patadas, gritos al aire, al mundo. Al vacío. Vivir con el piloto automático provoca sobrecalentamientos en el sistema nervioso. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que todo se rompa otra vez?