lunes, 12 de febrero de 2018

Torpedo

El torpedo tiene una fuerza explosiva capaz de detonar un edificio entero. Hoy, por esa onda expansiva que llevo ya tantos años notando  bajo mis pies. Que posee una constante e invariable fuerza sísmica capaz de mover los cimientos de la vida más lineal, de hacer caer para luego ayudar a levantarse con su propia inercia. Hay personas que son explosión y ausencias que son onda expansiva de la misma. Que resisten tus explosiones, esos desequilibrios tuyos que ya vienen prefabricados, esos ruidos ensordecedores de tu mente que sólo esas personas logran traducir.

Hoy, por ti.

Por inventar una risa impensable en momentos que sólo cabe la lágrima. Por regalarme tiempo, por regalarme esas cosas que uno sólo comparte consigo mismo mientras se plantea su grado de cordura. Por hacer de dos hogares uno sólo, por hacer de la distancia algo indiferente y por hacer que la compañía, en cualquier caso, sea diferente. Por dar la vuelta al mundo conmigo tan sólo caminando a la vuelta de la esquina, por crear fantasía allá donde uno quiera crearla y por ver lo que quieres ver. Por enseñarme cosas que ya creía saber y hacerme desaprender. Porque tu mano está lista para ayudarme si no logro cerrar las puertas por las que entra demasiado viento, esas en las que dice "cierre al salir". Porque creas vida donde ya la había, haciéndola más interesante si cabe. 
Por esa honestidad que tanto odio excepto en lo más profundo de mí. Por las reservas, por todo lo que no me cuentas pero no me cuesta adivinar. Por adivinarme y decirme lo que me pasa cuando todavía no lo sé. Porque quiero ser la mejor versión posible de mí mismo, entre otras cosas, para estar a la altura de personas como tú. El torpedo tiene una fuerza explosiva capaz de detonar un edificio entero. 

Para A.B. 

jueves, 1 de febrero de 2018

Cuatro manos

¿Cómo evito que me convenzas de que la tierra es un triángulo, el cielo es de agua y el mar de infinito? ¿Cómo darme cuenta de que dos y dos son cuatro si tú me dices otra cosa? ¿Cómo hacerlo cuando tu mirada me convence y tu dedo en mis labios me dice que no diga nada, que no hable sobre la realidad y que la deje siendo un gran secreto? ¿Cómo no te voy a creer cuando me dices que somos inmortales, que podemos volar más allá de lo conocido y que somos capaces de crear cualquier cosa que se nos antoje?


Y es que me gusta cuando tu cuerpo me convence de que tenemos cuatro manos, cuando tus ojos me hacen dudar sobre si el tiempo es inmóvil, cuando tu calor me hace olvidar dónde estoy. Me gusta cuando tus sábanas son nuestro escondite y tu casa un palacio invisible.




¿Cómo evito que me convenzas de un mundo que dicen que no existe, si en él haces que me sienta tan feliz?